viernes, 3 de octubre de 2025

La terapia cognitivo-conductual (TCC)


 

La terapia cognitivo-conductual (TCC) es un tipo de psicoterapia muy utilizada hoy en día porque tiene una base científica sólida y suele dar resultados efectivos en relativamente poco tiempo.

👉 En qué consiste:
Se centra en la idea de que lo que pensamos afecta a cómo nos sentimos y a cómo actuamos. Muchas veces no son los hechos en sí los que nos hacen sufrir, sino la manera en la que los interpretamos.

  • “Cognitivo” → trabaja con los pensamientos: identificar creencias negativas, exageradas o poco realistas y aprender a reemplazarlas por otras más útiles y realistas.

  • “Conductual” → se enfoca en los comportamientos: modificar rutinas, reacciones y hábitos que mantienen el problema o lo empeoran.

👉 Ejemplo sencillo:
Si una persona piensa: “Voy a fracasar en esta reunión, todos se reirán de mí” → siente ansiedad → evita hablar.
La TCC ayuda a cuestionar ese pensamiento (“¿tengo pruebas reales de que todos se reirán?”) y a ensayar nuevas conductas (preparar la reunión, hablar poco a poco).

👉 Para qué se usa:

  • Ansiedad y ataques de pánico

  • Depresión

  • Fobias

  • Estrés postraumático

  • Dolor crónico y síntomas psicosomáticos

  • Trastornos de alimentación o del sueño

👉 Características principales:

  • Es práctica y estructurada (se suelen poner tareas entre sesiones).

  • Suele ser de corta o media duración (aprox. 10–20 sesiones).

  • Enseña herramientas que la persona puede seguir usando sola después de la terapia.

Te muestro cómo sería un ejemplo de sesión de TCC aplicada a un dolor de estómago por ansiedad (síntoma psicosomático):


🔹 1. Identificación del problema

El psicólogo pregunta:

  • “¿Cuándo aparece el dolor de estómago?”
    La persona responde:

  • “Siempre antes de una reunión en el trabajo.”

👉 Aquí se detecta la situación desencadenante (las reuniones).


🔹 2. Registro de pensamientos

El terapeuta pide que anote lo que piensa justo antes o durante el dolor.
Ejemplo:

  • “Seguro que voy a decir algo estúpido.”

  • “Se van a dar cuenta de que no sé nada.”

👉 Se identifican pensamientos automáticos negativos.


🔹 3. Revisión y cuestionamiento

El terapeuta enseña a preguntar a esos pensamientos:

  • ¿Tengo pruebas de que siempre me equivoco?

  • ¿Ha pasado realmente que todos se rían de mí?

  • ¿Podría haber otra explicación para mi malestar?

👉 Se empieza a ver que los pensamientos son distorsiones cognitivas (exageraciones, catastrofismo).


🔹 4. Reestructuración cognitiva

Se reemplazan los pensamientos por otros más realistas:

  • “A veces me pongo nervioso, pero suelo salir bien parado.”

  • “Incluso si me equivoco, no significa que todos me juzguen.”

  • “Puedo prepararme con antelación y tener mis notas a mano.”

👉 Esto reduce la carga de ansiedad que genera el dolor físico.


🔹 5. Entrenamiento conductual

Se trabaja con pequeños pasos:

  • Practicar relajación antes de la reunión (respiración profunda, mindfulness).

  • Ensayar en casa una breve intervención de 2 minutos.

  • Ir a la reunión y hablar un poco (aunque sea solo para saludar o dar un dato sencillo).

👉 Así se rompe el círculo de evitar → más ansiedad → más dolor.


🔹 6. Tareas para casa

El terapeuta da una tarea práctica:

  • Llevar un registro de 1 semana con:

    • Situación

    • Pensamiento negativo

    • Pensamiento alternativo más realista

    • Nivel de dolor antes y después

👉 El objetivo es ver con hechos que los síntomas bajan al cambiar pensamientos y conductas.


✨ Con el tiempo, la persona aprende a gestionar su ansiedad, y el dolor de estómago (al ser psicosomático) disminuye o incluso desaparece.

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Las alternativas realistas son frases que sustituyen a los pensamientos negativos automáticos. No son un pensamiento “positivo mágico” (tipo todo irá perfecto), sino una visión más equilibrada y lógica de la situación.

Te pongo ejemplos comunes con sus posibles sustituciones:


🔹 Situación: dolor de estómago antes de una reunión

  • Pensamiento negativo: “Seguro que me equivoco y todos se ríen de mí.”

  • Alternativa realista:

    • “Es normal sentir nervios, pero suelo defenderme bien.”

    • “No necesito hacerlo perfecto, solo participar.”

    • “La mayoría está centrada en lo suyo, no en juzgarme.”


🔹 Situación: insomnio antes de un examen

  • Pensamiento negativo: “Si no duermo 8 horas, suspenderé seguro.”

  • Alternativa realista:

    • “Aunque duerma menos, he estudiado y puedo rendir.”

    • “He aprobado otras veces estando nerviosa.”

    • “Descansar un poco ya es mejor que nada.”


🔹 Situación: dolor de cabeza por estrés laboral

  • Pensamiento negativo: “No puedo con todo, es imposible.”

  • Alternativa realista:

    • “Puedo organizarme y hacer lo prioritario.”

    • “Ya he superado otras semanas difíciles.”

    • “No necesito hacerlo perfecto para que salga bien.”


🔹 Situación: quedar con gente nueva

  • Pensamiento negativo: “Seguro que les caigo mal.”

  • Alternativa realista:

    • “No tengo por qué agradar a todo el mundo, y está bien.”

    • “También hay gente que me aprecia tal como soy.”

    • “Voy a centrarme en disfrutar, no en evaluarme.”


👉 La clave está en que la alternativa:

  1. Sea creíble para ti (no una mentira optimista).

  2. Reduzca el nivel de ansiedad al ser más lógica.

  3. Te ayude a actuar en lugar de bloquearte.

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